Hoy trabajé 3 horas sin parar. Primero rasqué el cemento que se secó sobre los espejos, y después los limpié, hasta dejarlos relucientes. Parece que causan buen efecto, eso me dicen quienes pasean en bici y a pie. Incluso me han puesto el título "El mar de los espejos". Ya algunos los utilizaron para retocarse el peinado, o como dice Xan, para cambiarse las lentillas. Hay para todos: para mariposas y mosquitos, para grandotes y bajitos, para niñas y niños, y también para perros y hormigas. Son muy interesantes los reflejos que producen porque multiplica las dimensiones. Hoy empecé a poner mechones de pelo artificial alrededor de cada espejo. Tarea delicada, y para descargar toda mi paciencia. Además de las visitas de los colegas como Oubiña y Xandre, se pasaron en bibicleta Carmen, y David con su amigo Fran. Mientras estaba a mi bola escuchando a mis músicos que siempre me trasladan a mis ondas.
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