Para Papá
(Óleo sobre lienzo; 41 x 27 cm)
Marthazul
2013
Esta es mi última foto en Eyes 2013, que elegí para publicar el último sábado del año. El tema de diciembre para Eyeseverywhere (proyecto en el que participo desde su comienzo gracias a Elizabeth Ross, y que en enero cumpliremos 7 años en red, que se dice pronto) lo propuso nuestra colega uruguaya Sandra Petrovich, y era "Domingo_Ocio_Vacío". Se lo dediqué a Papá: el primer sábado de diciembre fueron unas escaleras que ya no pudo volver a ver, ni subir, ni bajar (lo intentamos, pero como dice una canción de F. Olvera "...su cuerpo ya no pudo sostenerlo..."); el segundo sábado publiqué el cielo que papá vio los últimos meses desde su ventana, con una pintada al revés desde el otro lado de la vía del tren; el tercer sábado puse el paseo que él más disfrutaba, no solo los domingos, y que desde el día 13 debemos de aprender a caminar sin él; y para el último sábado del 2013, hice la foto más cruda y fuerte de mucho tiempo, intenté captar el vacío que Papá nos dejó, en domingo, en sábado, en viernes, en lunes... Es muy triste no poder volver a verlo, ni su cara ni sus pies, en la silla que le ayudó a moverse los últimos meses, junto a todos los cuidados de nosotros, y sobre todo de Mamá, y las fieles visitas de los grandes amigos, con abrazos transatlánticos de "enfermo internacional".
Todos los años se aprenden muchas cosas, pero este 13 no lo olvidaremos. Hoy sabemos que es el último día del año, la última tarde, la última cena, la última entrada del blog de este 2013 que tanto nos dio y tanto nos arrebató. Pero sea día 31 ó 1, nunca sabremos cuándo será la última vez que veamos (bien) a un ser querido, nunca sabremos cuándo escucharemos su voz por última vez, ni sus últimos saludos, chistes y demás ocurrencias, ni cuándo lo veremos caminar por su propio pie, aunque esté torcido, por mucho que lo planeemos eso no está en las manos de nadie. Así que a disfrutar al máximo de la gente querida.
El 2013 nos dio una tregua de 2 días que se convirtieron en 5 meses, y me permitió hacer algo muy especial para una hija pintora como yo. Regalarle a Papá este cuadro de su pie torcido con hojas de parra volando, con lluvia de tinto que ya no pudo vendimiar, con una mosca de braga verde, y un barquito de papel del puerto de sus sueños.
Pude hacer malabares con las horas y pintar este cuadrito para él. Nunca había pintando pendiente del tiempo que podía vivir una persona, y menos si esa persona era mi padre. Pero lo conseguí, se lo llevé como si fuera un postre recién horneado, pude ver cómo lo emocioné sin decirme una palabra, y ver cómo mamá rompía en llanto desde atrás. No todo el mundo tiene el privilegio de emocionar a sus padres a través de unas pinceladas salidas del corazón en momentos tan tristes, y además como dijo el pequeño Miguel: "El Papá de Marthazul se fue al cielo con una carpeta llenísima de dibujos" (y por partida doble).
Pero ante tanta tristeza tengo la suerte de contar con mucha gente que estuvo y está pendiente de nosotros, que nos acompañaron en momentos muy difíciles viviendo aquí al lado o a miles de km, y que sin vosotros esto no sería tan llevadero. Por eso seguimos con nuestros proyectos, como a Papá le gustaría vernos, y ojalá el 2014 venga con más esperanza, más calma, mejor HbA1c, y muchos más colores introspectantes. Gracias.