viernes, diciembre 31, 2021

2021 se fue y así fue

Se fue el año de pasarme días sin salir de casa por decisión propia, y el de caminar, nadar y abrazar la vida con otra libertad.
 
El año en que vi morir en brazos a mi alma gemela de 4 patas y pompón; el año en que las lágrimas se convirtieron en semillas, que serán charcos, árboles o calamares vivos.

Se fue el año de engaños crudos, decepciones desenfocadas, y fugaces promesas incumplidas. Pero también se fue el año de las amistades nuevas y el de las resurgidas y tan cuidadas por una complicidad de ley.

El año de intentar aprender a pintar mis rayas mientras unos lienzos esperan en blanco, después de que otros los haya podido llenar de agridulces áureas con renovados azules.
 
El año de comenzar, por fin, a hacer composta, con los residuos orgánicos vegetales, y con la intención de hacer lo mismo con algunos recuerdos y heridas que sigo sin saber a qué contenedor les corresponde ir para su óptimo reciclaje.
 
El año de bañarme en un prado de margaritas, el de descubrir cómo los líos pueden crecer como lirios creyendo jugar a la locura.
 
El año de detenerme a reflexionar más y mejor, el de la paciencia infinita socializando entre paredes con un par de duendes peludos.
 
El año de desaparecerme en algunos muros virtuales y el de escribir incontables cuadernos de papel reciclado.
 
El año de cambiar de la exótica luna viajera a la milpa de mi corazón

El año de negarme a ser un número para todo, el de poder decidir y esperar, el de dejarme llevar e intentar dejar ir... Intentar.
 
El año de volver a ir sola a un concierto, y sentir la música en directo a flor de piel.
 
El año de la improvisación y las sorpresas bien disfrutadas, el de saber cómo saborear las pequeñas oportunidades que se convirtieron en grandes, aunque después me las hayan arrebatado de las manos, girándome la cara, e hiriéndome más allá del alma.

El año de confundir las intuiciones, el año de reposicionarme. El de saber que los huracanes suceden en los paraísos.
 
¿Y ahora? Sigo pinchándome los dedos, la cadera y el corazón traqueteado, observando cómo hablan los árboles, siempre respetando su timidez, y cómo resisten las margaritas con los cambios de las mareas. 
 
Me quedaré cuidando a Pancho. Buscando mi Everest o mi Lobeira para poder encontrarme, pero sin dejar de ser yo. Sin dejar de fotografiar instantes y escribir lo que siento. Confiando en equilibrar las glucemias y retomar los pinceles para pintar flores y lunas de colores.
Marthazul, enero 2022.

 
Collage de instantes inolvidables (Marthazul 2021).
 
 

viernes, abril 02, 2021

13 años conectada a una bomba de insulina

Hace justo un año escribía ESTO intentando creer que el confinamiento de la pasada primavera era algo puntual, no eterno y engañoso como parece.

Hoy cumplo 13 años conectada a la bomba de insulina (B.I.C.I.), sigue siendo la misma (Cachisme rosa) porque un tal covid19 detuvo demasiadas actividades a-normales y porque una bomba nueva supone aceptar la conexión permanente a un sensor de glucemias... Y no quiero tener más cacharros clavados en mi cuerpo.
 
En 2020 estuve 38 días encerrada porque alguien del Hospital me ordenó no salir ni al pan y después quiso obligarme a conectarme otro sensor, porque supuestamente soy "un número (no persona) de super riesgo" pero solo cuando a ellxs se les antoja; menos mal que mi doctora actual es cada vez más comprensiva con mi hipersensibilidad y es la primera en decirme que nadie me obligará a llevar nada extra que yo no quiera.

Como una vez me dijo un doctor hace bastantes años, sigo siendo una diabética indomable, porque por mucho que me pase las 24 horas calculando raciones de carbohidratos con unidades de insulina, la vida siempre tiene su impredecible aportación que hace que mágicamente mis glucemias suban y bajen a su antojo, sin importarles que sea de noche o día festivo, viernes santo o findeaño.
 
Harta de que me digan cosas como: "Haz vida normal" MENTIRA, cuando lo 1º que haces al amanacer es pincharte un dedo; "Pero tú te cuidas y estás controlada" MENTIRA, cuidarse no tiene nada que ver con mantenerte equilibrada glucémicamente hablando; "Con la bomba mejorará tu Hb1Ac y tu calidad de vida" MENTIRA, la hemoglobina glicosilada varía según tus des-niveles, o incluso mejora si te la pasas en hipoglucemia y no te sube pero no vives, y la calidad de vida estando pendiente de tantos factores como hasta la manera de vestirme, pues la pongo en duda... O será que soy una excepción que rompe casi todas las reglas. 

Siendo bombera genero demasiados residuos médicos cada 3 días aproximadamente; a veces los planes se rompen porque el catéter se llenó de sangre, y tienes que detener lo que estabas haciendo para atender a los accesorios que llevas clavados en la piel; te despiertas cuando no querías, debes de pincharte un dedo porque te sientes rara, y con las pocas neuronas que tienes activas decidir si te tomas un azucarillo o dos en caso de estar con hipoglucemia, y saber pulsar los botones correctamente cuando tu cuerpo y tu mente están súper débiles, y en caso de estar con hiperglucemia debes de quedarte alerta para pincharte el dedo cada 30 minutos, ver qué pasa y decidir cuál será el siguiente paso; y después tienes rebotes glucémicos con sus respectivos bruscos cambios de humor... Brusquísimos, y nada saludables ni para tí misma ni para quién esté contigo.

La mejor alternativa natural siguen siendo los baños de bosque con los sueños del oleaje y la calma del Mar.

 
Fotos: Marthazul


Rebajas espAciales

En octubre decidí rebajar el precio de mis cuadros para poder moverlos a mejores destinos, y creé "mis rebajas espaciales" que si...