viernes, abril 02, 2010

Dos años con Azularina

El otro día me quedé con dos catéteres clavados, pero a estas alturas, con tantos percances pasados, hay cosas que ya no duelen, o eso parece, mientras siguen ahí... aunque en breves me los desclave, y así cada 3 ó 4 días. A veces me dan ganas de arrancar todo este cablerío, pero ni modo... me conformo con que me mantiene mejor, más sana, o menos enferma, según como se vea el vaso... A veces pita, o se queda sin pila, o le falla la infusión, pero bueno, son cosas de los aparatejos modernos, que cuando van bien son una maravilla, y cuando no, como en este caso, te paraliza un ratito de vida... unas gotas de infusión... unas dosis de insulina.


Podría decir que el nº 2 nunca fue un número que me llamase la atención ni para bien ni para mal, pero desde hace 2 años parece que quiere hacerse notar, y claro, como para no recordar días como el 2 de febrero, el 2 de abril... que además de ser el cumpleaños de CocoMamá, es de esos días que nunca olvidaré, el día que Luz me avisó desde el pasillo del hospital que me iban a conectar la bomba de insulina... ese día donde muchas cosas cambiaron... como el 2 de agosto.

Han pasado muchas cosas desde el 2 de abril de 2008 , pero me refiero al cambio de tratamiento de mi enfermedad, y de mi forma de verla, de tratarla, de vivirla... De poder ser más flexible con los horarios de las comidas, de volver a pesar los alimentos, de calcular las unidades de insulina por raciones de carbohidratos... De llevar un objeto electrónico pegado a mi cuerpo las 24 horas, de aprender a dormir con ella... Hasta Montse la ha bautizado, con el nombre exacto, que me da cercanía y distanciamiento al mismo tiempo, algo muy mío pero muy ajeno, en fin, otro de esos muchos contrastes de mi vida... He conseguido adaptarme poco a poco, a evitar los mareos continuos, a aceptarla como una parte más de mi cuerpo, a jugar con ella para enseñarle a mis niños cómo es, a dar mil vueltas despierta y dormida... y poco a poco, a no temer las clavadas posiblemente dolorosas... Todos estos logros gracias especialmente a Augusto.

Azularina va en bici, juega a las palas en la arena, se guarda en la mochila porque es alérgica al agua -como los Gremlins-; Azularina pinta con sus queridos locos bajitos, y también pinta en lienzo con caballete o en muro con escalera; Azularina cocina, limpia, hace, desahace y acomoda; Azularina sube y baja la basal, pone bolus wizard, y se detiene; Azularina es testigo de lágrimas y de promesas, de besos y de abrazos, de esperas y sorpresas; Azularina hizo un gran y primer vuelo de ida y vuelta; Azularina es un lazo que me libera y me hace estar donde debo estar; Azularina es azul, pero del bueno; Azularina cargó a Martina...

Azularina me revolucionó a finales de año, pero he conseguido domarla y ponerle un hasta aquí al descontrol. Desde hace unos meses tenemos un trato y debemos de cumplirlo, por el bien... de las 2... de los 2.

Y para celebrarlo nada mejor que saber que ahorita mismo tengo 104 (después de haber comido en casa de la abuela) y podré merendar, sabiendo ajustar cada vez mejor todo este mundo de bolus y basales.

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