No hay, por el momento, explicación alguna para un fenómeno que, desde hace cuatro días, ocupa una parte de las conversaciones de muchos vilagarcianos. Como uno más de la secuencia de despropósitos que últimamente se desencadenan sobre sus cabezas, los ciudadanos asisten molestos a las extrañas veleidades del agua de la traída. No se trata ahora de que mane turbia del grifo, ni de que muestre un extraño color. El problema es que resulta prácticamente imposible lavarse el pelo sin que una especie de capa gomínea apelmace los cabellos.
«No sucede con todo tipo de pelo, pero hay algunos que, sinceramente, es imposible lavar con el agua del grifo», explica la responsable de una peluquería que abre sus puertas en el centro de la ciudad. La misma situación se repite en otros establecimientos: «El otro día tuve que ponerle cuatro productos diferentes a un cliente, y el cabello seguía mal; pegajoso y grasiento», añade una segunda peluquera, para que remate una tercera: «Si esto sigue así vamos a tirar de agua mineral».
Espina y Delfín asegura no haber modificado el tratamiento de potabilidad del abastecimiento a la ciudad. El agua que consume Vilagarcía procede, ahora, del embalse de Castroagudín, lo que siempre garantiza una mayor calidad frente a la captada en el Umia. Nada parece haber cambiado. Y, sin embargo, el asunto está para tirarse, literalmente, de los pelos.
«No sucede con todo tipo de pelo, pero hay algunos que, sinceramente, es imposible lavar con el agua del grifo», explica la responsable de una peluquería que abre sus puertas en el centro de la ciudad. La misma situación se repite en otros establecimientos: «El otro día tuve que ponerle cuatro productos diferentes a un cliente, y el cabello seguía mal; pegajoso y grasiento», añade una segunda peluquera, para que remate una tercera: «Si esto sigue así vamos a tirar de agua mineral».
Espina y Delfín asegura no haber modificado el tratamiento de potabilidad del abastecimiento a la ciudad. El agua que consume Vilagarcía procede, ahora, del embalse de Castroagudín, lo que siempre garantiza una mayor calidad frente a la captada en el Umia. Nada parece haber cambiado. Y, sin embargo, el asunto está para tirarse, literalmente, de los pelos.
Crónica (La Voz de Galicia - edición Arousa)
Por suerte, en casa hemos notado esto pero sólo los primeros días después de la gran inundación. Pero bueno, como mi pelo siempre está loco... Esta foto es de este verano, casualmente en la semana fuerte de los incendios... Aunque lo que sí me he dado cuenta es que siempre se me iba destiñendo con los lavados pasando de azul hacia el verde y ahora va cambiando a un tono más parecido a un rosado-violeta, pero con algunos toques verde-turquesa. En fin, q mi melena ya parece una figurita de esas que cambian de color dependiendo de la situación meteorológica del momento.
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