domingo, febrero 28, 2010

Crónica de una ciclogénesis explosiva

Escrito ayer por la tarde: lo qué vi desde las ventanas azules.

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Llueve en este anunciado sábado explosivo. Amanecimos sintiendo lluvia. Le vi marchar con su paraguas negro, después tuve que salir y me mojé en varios charcos inevitables. Regresé empapada. Tengo la suerte de poder estar en una casa como si fuera la mía, o mejor dicho, en la habitación que un buen tiempo fue la mía... y ahora nuestra.
Acaban de decir que se suspendieron los trenes y que nadie se mueva, que todo el mundo se proteja y sea consciente de la necesaria total prevención. Pero qué pasa con la gente que tiene que trabajar??
Cada minuto que pasa aumentan las gotas diagonales sobre los ventanales... azules. Anuncian que las próximas horas de la tarde será lo peor y más intenso de este ciclón, que como casi siempre tiene nombre femenino... ¿quién habrá bautizado a Xynthia?
Todo es peligroso... veo el baile más visceral de los árboles. Nos espera viento muy fuerte en el norte, y mucha nubosidad con precipitaciones. Todos en alerta roja, y nosotros sin casa...
Dentro de la mala situación, tuvimos la suerte de que la avería del agua fue hace varios sábados, y que justo ayer dejamos la última tandada de equipajes ya empacados en el que fue "nuestra casa de recién casados" ... oh, qué bonito!! Ojalá sea el fin de una etapa, para que estas lluvias y estos vientos se lleven todo eso que nos hacen cargar sin necesidad.
Son las 16'25 pm, las nubes grises siguen desfilando a paso veloz, suena el último cd de Cerati que compramos en tierras tapatías, mientras el café se enfría en la nueva taza azul. Las gotitas siguen estáticas sobre los vidrios, mientras otras los atraviesan como queriendo ganar la carrera, hacia el sur y hacia el este...

Veo los tejados vecinos, las antenas y chimeneas, terrazas y balcones, al fondo la ciudad, hoy tan gris, y los árboles meneándose para todos lados, en especial la palmera de abajo, tan despeinada.

Tengo muchas cosas por hacer en este fin de semana de ciclón. Tareas domésticas, profesionales y personales en listas infinitas que intento ir tachando... de a poquitos.
Coincido con algún vecino asomados a nuestras respectivas ventanas, para ver si los ruidos que se escuchan desde adentro de las casas concuerdan con la realidad de afuera. Oh my god!!
Dicen que el tiempo es como la muerte, que no avisa, aunque para este ciclón estábamos más que avisados, pero nunca es suficiente. Está soplando el aire, como haciéndole coros a Gustavo.
Hace 2 minutos salió un sol demasiado brillante, y es que también se dice que “no hay sábado sin sol ni María sin Amor”, pero ahora los bálsamos azules del cielo se esfuman y vuelve la masa gris que hizo desaparecer desde hace unos minutos el monte de Lobeira de mis ojos... lo poco que me queda del azul.
Las nubes, esas que parecen estáticas y desaparecen como por arte de magia, hoy aceleran su paso, y nos hace ver que les toca pasar a ellas mientras nosotros debemos detener nuestros movimientos... pero no los ritmos: La Habana, Miami, Jalisco, Barcelona, Buenos Aires... las músicas de esos lugares han sido mis compañeras en esta tarde de aparente explosión climática...
La verdad que ya me temía que o iba a ser más destructor de lo previsto, o que de tanto avisar no iba a ser para tanto. Y así es, que hasta ahora no se siente nada más destructor que lo de días anteriores. Diría que lo que más me ha impresionado ha sido un sol de invierno ultra rayante con respiros de cielo azul, de ese azul bonito, de cuando es azul, o como dice la canción quizá más azul de lo que crees...
Tarde para escribir, para recordar, para proponer, para reflexionar, para abrir y guardar recuerdos, para reacomodar pertenencias en lugares provisionales con la ilusión de encontrar el lugar definitivo, al menos por un plazo más grande...

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