jueves, febrero 21, 2008

Directos y sin escalas a Madrid

...y antes de volar dejé la mentira para reciclar y digerir las verdades junto a las intuiciones. Volé tranquis con mi mochilota, desayuné sola, por última vez en un buen tiempo, y vi muchas realidades reflejadas como la vida misma.

5 horas de espera, entre la T2 y la T1, probando diferentes sillas y balcones, observando gentes de todos los colores, imaginando historias de familias y de amores, de sueños que empiezan, que se acaban, y que continúan, viendo la pantalla fijamente, leyendo "retraso/delayed", mordiendo la última uña que me quedaba hasta ver "en tierra/ landed".

Y me voy a la puerta de llegadas, y nos vamos un mogollón de gentes a esperar a nuestras gentes, para recibirlas llenas de nervios y emoción... Muchos minutos extras de des-espera hasta poder abrazar nuestros sueños con nuestra realidad...
Después no nos importó seguir esperando en esta cola para subirnos a un taxi madrileño.


Fuimos al centro, siempre con mi camarita que me hace ver y captar momentos y mil cosas que no se me pueden escapar...

pero no hubo mejor recibimiento que estos mariachis antes de llegar a la puerta del Sol... órales!!

Además de encontrar un lugar ideal para nuestro primer café con quesadillas... ummm...



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