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Emociones revueltas con nervios muy agitados, empaquetados con cariño y pendientes de algunas falsas esperanzas...
Revisiones de mal gusto y contradictorias, como muchas costumbres a la mexicana... Malentendidos de española con un carácter peculiar... Rechazos de un fantasma teñido de azul... Estallidos de verdades... Interiores limpios tendidos en azoteas bien soleadas, con trapos sucios reventando entre paredes rodeadas de santos...
Cientos de gotitas de sangre convertidas en resultados numéricos que pocos entienden, mientras Azularina era confundida con emepetreses, escondida en calles peligrosas, dormida en dulces sueños con nosotros, siempre pendientes de ella.
El viaje me revolucionó la cotidianidad, y por eso el azúcar se volvió majareta unas cuantas veces. Claro que es difícil controlar el manejo que requiere la diabetes con un cambio horario tan brusco, y peor aún con ciertos antojitos como por ejemplo desayunar unos chilaquiles picosos después de reponerme de una hipoglucemia, con el jugo medicinal y otras cositas... Los bolus y basales ya no daban a basto... Azúcar para arriba y azúcar para abajo, como mi ánimo, las risas, los caras, las fotos y las no-fotos... azúcar, nooo asucal nooo!!
Pero a pesar de todos los males, pesares y soplidos, me quedo con:
Lo bárrrbaro de Lourdes y el recuerdo de una guitarra, los viajes de Paty con su emperatriz, las sonrisas de Lorena y Lucy, el cuarto de Gustavo, y la agradable compañía de Pedro...
Con besos... de árbol.
La ternura emocionante con sabor a manzana de la abuela Meche con las demás atenciones de Virginia... Las fotos de Gaby y Memo... La fuerza de Karla y las confidencias de Roberto... El cariño sorprendente e incondicional de Daniel con la esencia y las promesas cumplidas de Óscar, y su emoción al final...
Con besos... de árbol.
Unas cuantas confusiones, que si tengo 21 años, que si los tres somos hermanos, que si soy una cantante cubana, que si vivimos en DF y venimos de la FIL, que si soy mexicana... en fin, todo por tener pinta de turista y acento francés, oh lalá!!
Con besos... de árbol.
Mis mechas verdes, mi nombre de azul(h)ada... Mi entrevista de la tv, los comentarios y las calurosas palabras de quienes pasaron el frío siberiano...
Con besos... de árbol.
Las canas de Iván, el buen recibimiento de Olivia, las ideas claras de María José, y las sonrisitas despiertas de la linda Isabela...
Con besos... de árbol.
Las eternas bendiciones de Cocomamá, con la mesa de Nochebuena, los quejidos azucarados y ahumados de Luis, los buenos días de Soledad con papaya y carambola...
Con besos... de árbol.
Los paseos con Coco, las botanas confidentes, sus buenas intenciones por ese amor de madre, que cada día entiendo más aunque comparta menos...
Con besos... de árbol.
El raro café con Lizeth y todos los demás... Los encuentros inesperados con Luis Ku... Las expos con aroma de café con Alejandra y sus corazones... Las ironías de Gabo saliendo a fumar... La amistad de Edgar, su casa con nuestros cuadros, su adorada familia, en especial las miradas sonrientes de Camila con abrazos... La trasnochada azuloide, con gripe no influenzada... El humor de Cecilia con pozole e ilusiones de tango... El siempre agradable Ramsés, con su radicalidad tan bien compartida y agradecida, sus leyes aconsejables y tan cuerdas, con sus ideales y realidades (siempre con vocho y café)...
Con besos... de árbol.
Pintores y exposiciones... Las paredes rojas y azules de Diego y Frida... Paseo familiar en Xochimilco... Los volcanes in-visibles... Las incontables iglesias de Puebla, y todos sus sabores... La piramide de Cholula...
Alumnos improvisados y dulcemente agradecidos... Cine a las 3 de la tarde... Helados de colores y cacahuetes bien picosos... Chiles y tortillas... Piñatas y mil aromas visuales... Artesanías con destinos y nombres concretos... Llamadas transoceánicas... Camiones, taxis y buses incontables... Marcapáginas y agendas... Libros viejos y nuevos con músicas de mil sabores... Cuadernos de viaje y mails con comentarios del Fb... Campanadas entre las nubes...
Con besos... de árbol.
Y ahora, ya acomodados en nuestro hogar, que pronto cambiaremos pero por aquí cerca... En este lugar donde tantas cosas han y hemos cambiado, y al que tanto deseábamos* regresar para seguir con nuestros planes...
Con besos... de árbol. Muchos besos que me traje en la maleta de mis recuerdos bien documentados e inolvidables.
* aclaración para la 1ª persona del plural del verbo desear: nosotros = Augusto, yo, Azularina, Panchita y Marciano... y también Chiflis!!
1 comentario:
Qué palabras más bonitas!
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