Abrir un cajón, abrir un álbum, abrir una página, y encontrarme con la foto de este mural anti-navideño que pinté para un festival disque católico. Lo pinté escuchando un disco de Santana (nótese la influencia de "Corazón espinado") y el 1º de Orishas, mientras al lado, daban misa y se mezclaban mis sonidos guitarreros y yorubas.
El día del festival, me pidieron que subiese al escenario para explicarlo tantito. Ahí les aclaré, toda convencida de mis ideas, que
por qué no había ángeles típicos, ni niños rubios de ojos azules. Eran
ángelas hippies de pelo azul y vestidos floreados cuidando al mundo de
corazón de fuego llovido, abajo un dios/chamán, y arriba, apenas se ven, ángeles
rockeros. Fue solidario, no cobré nada más que un aplauso, pero me
quedé satisfecha pintando algo que nadie esperaba, pero lo que yo quería, siendo tan joven (diciembre de 1.999).
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