Casi 39 años conviviendo con diabetes tipo1, no es de la mala, ni de la buena, es la que es, solo hay una, y cada quien la llevamos como mejor podemos o sabemos según las circunstancias de nuestras vidas.
Cuánta más experiencia más la normalizo y a la vez más me harta por todo, porque es una mochila que JAMÁS puedes soltar, y por eso a veces pesa mucho, quizá demasiado.
Hoy lo que quiero destacar, no son las infinitas decisiones que tomo cada día al respecto para hacer eso que algunos llaman "vida normal", ni los pinchazos para siempre. Hoy quiero hablar del azúcar que SÍ me tomo para sobrevivir. La gente diagnosticada con diabetes no tenemos alergia ni intolerancia al azúcar. Debemos de calcular las 24horas la cantidad de carbohidratos que no solo están en los dulces, si no también en el pan salado, la pasta, el arroz, algunos snacks, los productos "sin azúcar", etc, para intentar hacer un buen balance para esta supervivencia entre cálculos de raciones de hc, dosis de insulina, ejercicio, y algo muy importante: el ánimo y humor que tengamos en cada momento, y que a día de hoy, ningún sensor de los muchos que probé en mi propia piel, me ayudó a evitar desniveles.
Estás viendo bien: la foto es de un par de cajas de azúcar, una de sobrecitos y otra en terrones. Sí, son las cajas que compro en el super, y no es un post patrocinado. Ojalá todo se arreglase con la frase que nos harta tanto de "Tú no puedes tomar azúcar". Ese mismo azúcar que NECESITO para reponerme cuando me da una hipoglucemia. Podría tomarme geles o pastillas de glucosa que venden en farmacias, pero me dan náuseas, y el azúcar 100% blanco (el peor nutricionalmente) es el que resucita mis neuronas a la hora que sea.
Hay temporadas, como el comienzo del verano, que el calor hace su magia y me dan más hipoglucemias inesperadas, muchas veces con su hiperglucemia de rebote. Estas últimas semanas tuve que reponer caja de azucarillos, que tengo tanto en una mesa, siempre a mano, como en una bolsita en mi bolso, con la pila de la bomba. Sí, así de romántico todo, como así de cansino, y confusamente dulce. Debemos de evitar tomar azúcar, pero es el azúcar quien nos salva. Como una relación tóxica, o confiar en la policía o en parte de algún equipo médico con medallas. Un sinsentido del sistema, de la vida.
Malo si me sube mucho, malo si me baja demasiado. Malo estar normal antes de dormirme, malo amanecer alta por evitar un bajón de madrugada. Todo está mal decidido cuando quien decide eres TÚ SOBRE TU PROPIO CUERPO. Siempre está bien, si quien decide es un aparatejo con su tecnología que no entiende de emociones.
Esto lo escribía haciendo el llamado "tiempo de espera" para comprobar que la noria se detenía en un punto balanceado, donde poder contemplar un saludable y armónico atardecer.
Pues eso, que el azúcar nos salva, siempre que lo tomemos cuando sea necesario, y si nos apetece un pastelito, saber gestionar externamente lo que cualquier páncreas sano, hace por dentro a ti, a ti y a ti.
Así que repite conmigo hasta que lo entiendas:
Puedo y necesito tomar azúcar.