2020 año de Mar

En este extraño 2020 me di el lujo de visitar el mar muchas veces, desde antes de la pandemia. Durante el encierro forzado fue de las cosas que más extrañé: poder acercarme y observarlo. En cuanto surgió lo que llamaron desescalada por tramos horarios, me fui casi directa, me emocioné al ver que el plátano solitario, que habían mutilado el verano pasado , había rebrotado ante el vacío humano, y a veces madrugaba para verlo con otras luces. También me gustaba cruzar miradas con el puñado de gente con la que coincidía en el espacio-tiempo contemplativo. En los meses de verano fui casi a diario a bañarme, a pesar de la nueva a-normalidad con mascarilla, y mi cuerpo contracturado lo agradeció infinito. En otoño aún me atreví a meterme a la fría agua atlántica y ya en invierno sigo regalándome esos momentos con el mar. Entre todas las visitas tengo cientos, quizá miles, de fotos. En una de tantas, alguien que cree conocerme por haber sido mi profesor de primaria, me gritó a lo le...