Ayer me tocaba cambio de catéter, y aproveché para reponer el reservorio, al acabar el quita/pon/quita correspondientes quise fotografiar los desechos (plástico, papel, agujas, y punto Sigre) que veo cada 3 días sobre mis mantas. Será por eso que me volví más ecológica en otros aspectos... para compensar.
Coincidió que mientras Violeta (mi bomba desde 2012) posaba para la cámara con sus colegas de repuesto, sonó la alarma de "revise glucosa", y la verdad que ni queriendo me hubiera quedado tan bien. Después ya pillé mi otra maquinita para hacer la medición en el dedo, y dejar la revisión lista antes de preparar la cena.
Así es mi (nuestra) vida desde hace 7 años, que se dicen pronto. Parece un rollo, con tanto cambio de piezas, a veces me siento medio robot, medio juguete, pero dentro de lo aparentemente desagradable, es mejor que antes con 4-5 inyecciones diarias y mucho más descontrolada. Por eso nunca me olvido del 2 de abril, fecha que bruscamente, mi educadora de entonces, me anunció desde el pasillo del hospital. Sí, pataleé como no lo había hecho de pequeña, con mi debut a los 6 años, lloré, y me mareé cual belladurmiente a cada paso que me explicaban. Son 7 años de cambio de doctoras, bolus, basales, ratios, bombas, medidores, horarios, raciones, sensibilidades, mareos, pinceladas, clases, paseos... Son casi 29 años de pinchazos diarios, de superaciones en cada revisión, de mucho aprendizaje, y persiguiendo inalcanzables glicosiladas.
Gracias totales a quienes estáis siempre pendientes de mi dulce vida.
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