La
piña es símbolo de hospitalidad, de acogida, de buen recibimiento... y estas piñas fueron las que pinté este verano. De pequeña comencé a pintar piñas en Arousa con aromas de Venezuela, también pinté piñas con sabor a Cuba, a luna y a miel. Estas fueron las piñas que pinté este verano con sabores y ritmos de Colombia y de México.
Fragmentos de:
"La ruta del bombero feliz" (óleo sobre papel; 22 x 65 cm)
y de "Sinfonía de azules frutales" (óleo sobre lienzo; 22 x 35 cm)
-Marthazul, verano 2015-
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