En Santiago se pueden ver señores sacando a pasear
un carrito con bastones de peregrino con conchas de vieiras.
Y subí al tren de mi momento...
De la ciudad de la piedra al brillo de la perla de Arousa.
Lindas vistas.
La improvisación me llevó a la playa.
Y de repente una tubería se rompió
y brotó tremendo chorro de agua desde el asfalto.
Y ahí estaba otra vez Marta para registrarlo.
Este perro siempre está en esa playa.
Es como el vagabundo-cuidador de la arena y del mar.
Voy a buscarle un nombre...
Y el barco con la soga al cuello...
no hay nada mejor que ver un cielo Azul
con una nube fantasma voladora.
1 comentario:
de verdad que todo lo que viste està bien lindo. Habrà que ir.
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