martes, julio 09, 2024

A Solaina de Piloño: 20 años después.


Sí, la foto grupal de arriba es de julio de 2004, es decir, pasaron 20 años. Estábamos en la querida Solaina de Piloño, y de izquierda a derecha, de pie y sentadxs, somos: David, Rosa, Chispón, Luchi, Iwan Bala, Jorge Couceiro, Marthazul, Tareixa Taboada, María Marticorena, Elizabeth Ross, Luiz Mario, Torregar, Walter, Cristiana y Cristina... De Santiago, Lalín, Wales, Coruña, Vilagarcía, Ourense, México, Brasil, Murcia, Italia, Barcelona.

Esta semana se está celebrando la XVI edición de la Xuntanza de Artes Plásticas en A Solaina de Piloño (Vila de Cruces, Pontevedra) en ese lugar mágico que Paquiño creó para él y todxs nosotrxs desde hace tantos años.

Yo solo tengo palabras de agradecimiento y cariño a ese espacio rural y artístico, y en especial a Carmucha. 

En el 2004 yo por fin terminaba la carrera de Bellas Artes en Pontevedra, que había estudiado un año más que mis demás compañerxs, por ser la única en repetir pintura de 4º curso. Motivo suficiente por el que no me consideraba alumna de becas ni nada, incluso pensaba (desmotivadísima por la mayoría de profesores-destructores) que jamás me dedicaría a la pintura, ni nada relacionado con el arte. 

A día de hoy, sigo teniendo la curiosidad de por qué Jofre, el profe de Pintura de 5º curso, me insistió en que me apuntase a esta residencia. Yo me sentía un descarte para todo, porque así me lo hicieron sentir la mayoría del tiempo que estuve en esa facultad.

Me apuntó y tuve que presentar un breve proyecto con boceto, que también creía que cuando lo viesen, lo descartarían. Así la autoestima de las alumnas de entonces. El proceso informativo fue por email y yo apenas me enteraba de cómo funcionaba eso yendo una o dos veces por semana al ciber. Me quedé con los días que eran y poco más. Hice un equipaje peculiar, sin saber muy bien a dónde iba, pero siempre con mis cargamentos de necesidades y porsiacasos diabéticos. Conforme íbamos adentrándonos y casi llegando a la aldea en cuestión, creía que era una broma de casa rural y nada relacionado con el arte, y vaya sorpresa la mía que fue todo eso junto y mucho más. 

A las pocas horas de llegar y ver el programa de actividades y artistas invitadxs, pregunté si una persona que allí aparecía iba a estar toda la semana, porque entonces estaba dispuesta a regresarme huyendo a casa. Me calmé cuando Paío me confirmó que Almudena Fernádez Fariña solo vendría el último día a la clausura (gracias por eso, y por tu retranca y por venir a "regarnos" en aquellas tardes de calor pintando bajo la parra). Así fue, cuando esa mujer me vió, yo la ignoré pero ella se acercó y me dijo: "Marta y tú qué haces aquí?" (añádele cara de asco). Creo que le respondí con mis ojos de silencio abrumador. Era Almudena, una de las "profesoras" de 4º curso por la que había tenido que repetir ese año. Fui la única alumna de 4º que repitió Pintura sabiendo pintar. Quise dejar la carrera y estudiar peluquería. Pero por insistencias ajenas, volví a 4º un año más, con los mismos 3 profesores: Meana (de los 3 el que mejor me trataba), Almudena FF y Alberto Ruiz de Samaniego (el más ofensivo de todos). El año que repetía, después de presentarles un trabajo teórico donde casualmente hablada de Frida Kahlo y Ana Mendieta, le dijo a Meana frente a mí: "Parecía tonta pero..."). Que hablaban con esa actitud de superioridad clasista, y luego comprobé flipando en vivo y en directo, cómo presentaba su intervención a un vestido, leyendo de la manera más tímida y vergonzosa, eso que a mí me reprochaba, machacaba, destrozaba.

Aparte de ese mal trago, todo lo demás fue maravilloso en Piloño.

Eso de ser la pequeña en aquel momento también me ayudó y me dejé arropar. Ver cómo profesores de la facultad de Bellas Artes de Salvador de Bahía me hablaban bien, con respeto y cercanía fue más que un regalo, que con el paso de los días y por mis trenzas y ropas de colores, terminé siendo su Emilia Pitufa hasta día de hoy. Gracias especiales a Luiz Mario y Walter. 

En esa semana me concentré en terminar el cuadro que me había comprometido a hacer y entregar, y por el que estaba allí. El cuadro basado en ese boceto que creían descartarían, y en uno de mis parones por hipoglucemia el primer día de trabajo, Rosa (la secretaria de entonces) me contó, acompañándome a reponerme del bajón de azúcar tomando unas galletas que Carmucha tenía reservadas para los bajones de la diabética que iba a ir, que mi boceto le había gustado mucho al propio Paco Lareo. Y yo flipé, y me animé a trabajarlo lo mejor que pude.

Además de compañerxs de trabajo y ocio (inolvidables las carcajadas compartidas con Tareixa en cualquier instante), tuve improvisadxs enfermerxs, los mejores Cristina y Chispón, que a veces me pinchaban al unísono cuando coincidía la doble dosis a la hora de la cena, y era muy divertido colarnos lxs tres al baño de chicas (más la fotógrafa que luego me pinchó tantas veces). GRACIAS SIEMPRE.

La fotillo grupal desenfocada fue de la inauguración de las obras de nuestra Xuntanza en el museo de Lalín en mayo de 2005, en la que coincidimos bastantes participantes de la Xuntanza en la que estuve.

Luego me invitaron a ir a una residencia de artistas, la Harlech Biennale en Wales (septiembre 2005) con María M, y Carmucha como traductora, mediadora y mucho más que cuidadora, donde convivimos artistas de New York, Japón, Macedonia, Hungría, Polonia, Inglaterra, Gales y Galicia. Fue interesante conocer en persona a varias de esas artistas con quienes había participado en el proyecto "Identidades" que organizaba la compañera y amiga Elizabeth Ross.

En 2007 llevaron mi cuadro Raíces a una expo colectiva "Arte na leira" en Caminha (Portugal). Pero antes habíamos organizado un super encuentro de artistas mexicanxs y galegxs en Vilagarcía y Morelia respectivamente, y así comenzaron mis conexiones con el verdadero México. Gracias especiales a Elizabeth por la cercanía mágica contigo. Aún guardo aquellos granos de maíz que elegiste dármelos en mano durante tu performance final en la Solaina.

Ya en 2008 fui con Augusto para que conociese ese lugar que tanto me dio y al que ambos le tenemos un cariño especial. Esa vez estaba expuesta mi obra pintada en 2004 con la de otros compañeros. En 2010, donde Augusto fue invitado para vivir la experiencia de pintar una semana allí, Paío me llamó para invitarme a ser una de las artistas que intervinieran un vestido creado por otra diseñadora invitada. Y allá fui a pintar un vestido en directo mientras sonaban los gaiteiros del lugar, y se me ocurrió transformarlo en un vestido de novia lunar. Al invierno siguiente fue lindo volver a exponer juntos nuestras respectivas obras en el museo de Lalín.

Ahora, que recuerdo mis 20 años de haber conocido la Solaina de Paco, me queda dejarle un mensaje a lxs artistas de este año:  Disfrutad de cada día y noche en ese espacio donde parece se detiene la vida veloz. Disfrutad de las margaritas o de cualquier flor silvestre, como hacía Paco. Disfrutad de la aparente quietud del entorno rural artístico donde estáis. Disfrutad de la hospitalidad de Carmucha y de recordar a Paquiño en cada rincón. Y ojalá lo recordéis bonito 20 años después.

Me siento afortunada de haberlo conocido en persona, porque conmigo siempre fue a todo dar. Recordarlo cantando en cualquier momento o tocando su harmónica en las noches. Tengo pendiente leerme su libro recién publicado y truequeado, y recordarme siempre que los 13 de octubre, son mucho más que el día de regalarlo todo al olvido, siempre envuelta en margaritas.

Gracias totales Carmucha (así yo le digo a Carmen Lareo), porque con ella, A Solaina sigue latiendo. Gracias por tantos cuidados, consejos, cariños y abrazos. 

Ganas de volver siempre a ese lugar.


Este sábado, también día 13 de luna creciente, será la clausura del evento con diferentes actividades. Pásenla bien quienes quieran y puedan acercarse a ese maravilloso lugar.

 

 

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